Suena como se siente el nuevo Mario Odyssey.
Ya
hemos jugado al nuevo título del bigotudo ex-fontanero (Ya que Nintendo dice
que ya no es fontanero), en el que en vez de pisotear a nuestros enemigos, los
poseeremos y los utilizaremos cual vulgares títeres al puro estilo de Posesión
Infernal.
Cansado
de que Mario arruine sus planes de acosador sexual, Bowser decide huir del
Reino Champiñón para recorrer el planeta en busca del mejor vestido de novia
del mundo, el mejor pastel de boda del mundo, el mejor anillo de compromiso del
mundo, etc. para celebrar su boda con la Princesa Saco De Cemento. Y Mario,
como el chico bueno de la película, irá tras él, recorriendo amplios mundos
abiertos en busca de coleccionables genéricos, en este caso llamados “Energilunas”.
La
nueva zorrita sumisa de Mario se llama “Cappy”, una especie de fantasma
sombrero capaz de cambiar de forma y de otorgar a su dueño el poder poseer a
seres vivos. Creo que empiezo a entender porqué Luigi no quiso apuntarse a esta
movida… En fin, que nos haremos con una nave espacial chulísima llamada Odyssey que utilizará
las Energilunas como fuel para viajar de parodia racista en parodia racista en esta nueva aventura con aires de fanfiction mal hecho.
Por el camino visitaremos lugares como New Dank City, en la que nos
reencontraremos con Pauline, la chica que secuestró Donkey Kong en el clásico
de recreativa (Aunque DK tampoco sale), o los Steam Gardens, un plagio de un
nivel del Sonic Colors.
El
juego bebe bastante de otros juegos anteriores como Super Mario Sunshine o
Super Mario 64, no obstante, en vez de ir cumpliendo misiones en cada mundo, en
Mario Odyssey tendremos que explorarlos a conciencia para encontrar centenares
y centenares de Energilunas como si tuviésemos síndrome de Diógenes o algo. Los
controles son bastante similares a los de Super Mario 3D World, aunque un poco
más torpes.
La campaña principal del juego se puede pasar
en unas 5 o 6 horas, no obstante, el grueso de la partida se encuentra en el
postgame, una vez nos hemos pasado el juego, el cual puede durar de 20 horas
para arriba. Obviamente vamos a dejar cientos de secretos atrás en cada mundo
abierto si nos centramos solo en pasarnos el juego y dejamos de lado la
exploración, es parte del significado de “mundo abierto”, y el juego nos incita
a seguir jugando y a conseguir muchos más coleccionables y objetos ocultos
después de habérnoslo pasado. Incluso hay un par de personajes importantes que
solo salen en los mundos ocultos desbloqueables en el postgame, algo que me
parece realmente innecesario. Cabe destacar que, durante el postgame, el juego
se va haciendo poco a poco más monótono hasta ser un completo muermo sin
sentido.
En
cuanto a estética, Super Mario Odyssey pierde bastante en relación a antiguas
entregas, pues sacrifica el estilo cuqui típico del ex-fontanero para
convertirse en una amalgama de conceptos que no pegan los unos con los otros,
como si los diseñadores no se hubiesen puesto de acuerdo entre ellos y hubiesen
hecho cada uno una parte distinta del juego por su cuenta para finalmente
juntarlo todo en el popurrí sin sentido que es.
El
juego se siente artificial en todo momento. Ya estamos acostumbrados a los
bloques voladores y a las tuberías teletransportadoras convenientemente
colocadas, pero Mario Odyssey lleva esto a otro nivel: los mundos parecen más parques
temáticos hechos a la medida de Mario y sus nuevas habilidades que mundos
reales que podrían existir dentro del mismo marco paradigmático que el ya
conocido Reino Champiñón. Además, la cantidad de enemigos que podemos poseer a
lo largo de todo el juego se puede contar con los dedos de las manos, hay muy
poca variedad.
Otra
cosa que me inquieta son los personajes con sombrero. Todos los NPCs del juego
se pueden dividir en cuatro categorías: Jefes que no se pueden poseer, NPCs sin
sombrero que se sí se pueden poseer, NPCs con sombrero que no se pueden poseer
y NPCs con un sombrero que puedes quitárselo y poseerlos. Todos los NPCs
amistosos llevan sombrero para que no puedas poseerlos, incluidos todos los
Toad, como si supiesen de lo que Mario es capaz y se protegiesen de él.
¿Es
Super Mario Odyssey un imprescindible para Switch? A pesar de todos los fallos,
hay que reconocer que es un buen juego para pasar el rato, y, aunque no alcanza
ni de lejos la calidad de The Legend Of Zelda Breath Of The Wild, el catálogo
de Switch es demasiado reducido como para considerar a un Super Mario un juego
no imprescindible, así que sí, Super Mario Odyssey sí es un imprescindible para
Nintendo Switch.
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